lunes, 18 de mayo de 2009

Hay silencios sonoros. Silencios que producen más estruendo que mil tormentas. Silencios extraños, iguales al silencio de después de una explosión, desoladores. Hay silencios que no te dejan dormir y hacen que el mundo gire deprisa. Hay silencios que te taladran los tí­mpanos y te aprisionan bajo un mar de preguntas. Rompe el silencio. Rompelo, aunque sea por un segundo.

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